miércoles, 20 de febrero de 2013

Editorial: ¿Cuánto tiempo más llevará?


Durante la última década del siglo xx surgió la idea de crear un espacio de difusión cultural e intercambio entre México y algunos países del continente asiático.

Con la idea de reducir la visión exótica y etnocéntrica que hay en México al referirse a lo que muchos llaman “el Oriente” y fomentar un pensamiento más objetivo de personas en un contexto de igualdad, el proyecto fue tomando forma desde 1998, y finalmente, en febrero de 2003, se dio inicio de manera oficial a la Asociación Cultural para la Investigación sobre Asia (acia).

¿Por qué acia, con “c”? Porque la idea central de este proyecto es reescribir nuestro concepto de “los otros”, y así poder conocernos mejor a nosotros mismos. Es decir, volver a escribir lo que ya creíamos saber y ser genuinos.

Desde entonces se han ido 520 sábados de clases con la convicción de que, para conocernos, lo mejor es hablarnos y leernos directamente, sin intermediarios como el inglés o el francés.

Sería muy difícil narrar estos 10 años. Hablamos de casi 2,000 matrículas expedidas, cerca de 18,000 horas de clase y lo que no se puede enumerar: el entusiasmo de tantas almas que han pasado por nuestras pequeñas aulas y la magia de hacer lo que nos gusta. Cada quien tiene algunos fragmentos de este sueño.

Unas sillas de segunda mano y un pequeño salón de clases bastaron en un principio para que algunos valientes creyeran en nosotros y se inscribieran a nuestros cursos. Algunos de ellos están usando lo que aprendieron en la acia en su vida actual. En qué país viven, en qué empresa trabajan, con quién se casaron, en qué lugares estuvieron y qué personas estuvieron cerca del nacimiento de sus hijos..., ¿cuántas de esas historias comenzaron en nuestras aulas?

 

Llega el décimo aniversario y lo recibimos en medio de una multitud de voces y proyectos que necesitan más y más espacios para expresarse y desarrollarse. A la acia le queda muy poco tiempo para voltear a ver atrás. Pareciera que falta mucha más infraestructura para atender a cada voz, que falta más tiempo para canalizar tanta riqueza de ideas y propuestas en nuestros cuatro departamentos: la escuela, la biblioteca, el boletín y la librería. De un sueño, se está convirtiendo en una responsabilidad cada vez mayor ante la gran expectativa de la tan plural juventud mexicana que a su vez está cambiando aceleradamente.

Creímos que serían pocas las personas que se acercarían a una idea como ésta, pero hoy sentimos que el alcance de este proyecto es mayor de lo que sospechábamos. La acia ya no es la idea de una persona, sino de un equipo que busca dar un mejor servicio cada día. Dedicamos toda la capacidad grupal a corresponder a tantas expectativas e innovar en proyectos académicos y educativos.

La nueva generación está marcando una ruta que nos hace sentir que tal vez vayamos por el camino correcto, y que nada de la experiencia recabada a lo largo de estos 10 años nos sale sobrando. La respuesta la dará el tiempo. La historia de la acia se ha escrito con huellas de muchos zapatos, pero la verdad es que esto apenas comienza.

Recomendaciones para leer: Persépolis


Jorge Cervantes

 Los constantes cambios políticos y sociales que ha vivido Irán1 le dieron a la dibujante Marjane Satrapi las vivencias necesarias para escribir entre 2000 y 2003 uno de las más hermosas narraciones que ha dado el cómic mundial, Persépolis2.

Escrita a modo de diario, la novela gráfica Persépolis nos va narrando en sus cuatro tomos cómo Marji3 tuvo que aprender, desaprender y volver a aprender a respetar las leyes de los regímenes gubernamentales que fueron llegando al poder en Irán.

Con su dibujos en blanco y negro, la artista nos cuenta cómo siendo niña su ferviente deseo de ser la última profeta se transformó en la inocente decisión de emprender una lucha sin tregua contra la irracionalidad, la injusticia y el odio.

Más tarde, en sus viñetas nos habla de cómo, cuando ella era adolescente e Irán estaba en uno de los momentos más álgidos de la guerra, el futuro de Marji estuvo en riesgo, sobre todo por sus fuertes convicciones políticas (normalmente opuestas al régimen), ante lo cual sus padres tomaron la difícil decisión de sacarla del país, pensando que era la única forma de salvaguardar su integridad, aun cuando esto parecía significar que no volverían a ser una familia nunca más.

Luego, la narradora nos da la oportunidad de vivir con ella el periodo que vivió en Austria, y cómo lejos de todas las personas que amaba experimentó los cambios físicos y mentales que se dan de la adolescencia a la juventud; y cómo en este periodo se unió a una pequeña banda de jóvenes anarquistas quienes la admiraban por provenir de un país en guerra.

También nos narra que en este periodo, lejos de casa y tratando de huir de la soledad, se emparejó en una relación ingenua llena de abusos que terminó abrupta y dolorosamente, lo que la llevó a vivir un periodo nefasto y solitario en las calles de Viena.

Ya para el final nos habla de cómo estuvo cercana a la muerte, de su regreso a Irán, de su decaimiento emocional y sus intentos de suicidio, de cómo por razones casi divinas reo-rientó su camino, de su entrada a la Universidad de Arte, de su matrimonio y divorcio y de cómo triste y con una gran convicción personal decidió abandonar definitivamente Irán.

Persépolis es una historia que vale la pena leer, ya que en su páginas no nos encontraremos con el reportaje amarillista y morboso que enfatiza la violencia y la muerte de una Irán que, según los medios, está permanentemente en guerra. No, en Persépolis nos encontraremos con el retrato humano, emocional y sin tapujos de la vida de una iraní que ama a su familia y a su patria, quien nos hace notar que desea, como cualquier individuo del mundo, tener una nación que sea justa y digna.

Persépolis fue publicada originalmente en Francia por la editorial independiente L’Association, y tuvo gran éxito comercial en Europa y el mundo; luego de darse a conocer, cosechó un buen número de premios internacionales.

Tras su éxito, en 2007 se estrenó su adaptación animada, la cual dirigió la misma Satrapi junto con Vincent Paronnaud, siendo igualmente exitosa y premiada. Entre los reconocimientos que recibió el metraje vale la pena destacar que, en 2007, fue nominado al Oscar en la categoría de Mejor Película Animada y en ese mismo año fue ganador del Premio del Jurado en el Festival de Cannes.

 
 

1. Nombre moderno de la región asiática
antiguamente conocida como Persia.

2. Del griego Περσέπολις que significa literalmente “La cuidad persa”.

3. Sobrenombre con el que llaman a Marjane Satrapi sus padres y abuela dentro del cómic.

¡Paz a la vista! Construyendo una cultura de la paz alrededor del mundo

Claudia Camacho

 El pasado 14 de diciembre inició, en el puerto de Yokohama, el 78.° viaje de Barco de la Paz. Por más de 100 días, sus pasajeros —originarios de las más diversas regiones del planeta— tendrán la oportunidad de visitar numerosos puertos en Asia, África, América y Oceanía con el propósito de crear y fortalecer vínculos de empatía y solidaridad entre la sociedad civil mundial, como una forma de generar alternativas a los problemas que amenazan la paz alrededor del mundo.

Barco de la Paz es una organización no gubernamental con sede en Tokio que nació en 1983 de la iniciativa de un grupo de universitarios japoneses, quienes, en busca de una mejor comprensión sobre la agresión militar de su país en Asia, decidieron emprender un viaje por varios puertos de naciones vecinas para conocer, de primera mano, testimonios sobre la percepción que se tiene del papel que Japón desempeñó durante la guerra. Así inició un proceso de aprendizaje que, en principio, pretende fortalecer los vínculos entre este país y sus vecinos, mediante un mejor entendimiento mutuo, para consolidar la paz entre ellos.

Con el pasar de los años, empero, los objetivos de Barco de la Paz han alcanzado un nivel internacional: buscan no sólo la paz duradera en el noreste de Asia, sino en todo el mundo. Como ong, se desempeña como una conexión entre organizaciones, gobiernos y, sobre todo, personas. Al carecer de afiliaciones, ofrece un espacio neutral, idóneo para el intercambio entre culturas y naciones desde una perspectiva humana.

Las actividades de Barco de la Paz se llevan a cabo en un bote de pasajeros que realiza viajes alrededor del mundo tres veces al año. El objetivo de estos recorridos es brindar una experiencia de aprendizaje de primera mano en la que los pasajeros, con base en las experiencias a bordo y en los puertos, contribuyan a crear conocimientos colectivos sobre los problemas que amenazan la paz y sus posibles soluciones, de acuerdo con las necesidades reales del entorno en el que se presentan.

Igualmente, Barco de la Paz pone énfasis en la realización de actividades artísticas y deportivas
como una forma de superar las barreras lingüísticas. Éstas se complementan con cursos de inglés y español, en los que el aprendizaje de idiomas se entiende como una herramienta que facilita el intercambio cultural y es base de la amistad y paz entre las naciones.

Mediante el empoderamiento de la sociedad civil, Barco de la Paz ha logrado construir redes internacionales de apoyo mutuo basadas en la comprensión de la complejidad e interconectividad de las diversas realidades mundiales. Aunque aún queda mucho por hacer, sus logros son un ejemplo de lo mucho que los ciudadanos de a pie pueden hacer en aras de la paz.

¿Te gustaría ser pasajero o voluntario? Consulta www.peaceboat.org/espanol/?menu=108.

 

 

Baila, baila, baila, de Murakami Haruki

Cynthia Arlem

¿Han escuchado la frase “regresa en tus pasos para poder avanzar”? Es una frase que estuvo siempre presente en mi mente (o casi siempre) mientras leía Baila, baila, baila, de Murakami Haruki. Esta novela, plagada completamente de estilo “murakamiano”, comienza cuando el anónimo protagonista nos transporta al Tokio de los años ochenta.

Nuestro personaje es un escritor freelance que llega a un punto de su vida en el cual se encuentra desmotivado, con un gran vacío existencial y completamente desganado. Súbitamente algo en su interior le dice que debe volver a ese hotel, al Hotel Delfín, donde dejó a aquella encantadora chica llamada Kiki: tal vez ella logre que encuentre la reconexión que él busca desesperadamente.

Al llegar a Sapporo, se da cuenta de que el Hotel Delfín ya no existe y, en su lugar, se encuentra el lujoso Dolphin Hotel. ¿Será una coincidencia? Si han leído a Murakami, sabrán que en sus libros no existen las coincidencias.

Los personajes son en realidad pocos. Sin embargo, todos cuentan con un matiz único y especial, y son tan reales como la vida misma, por lo que nos podemos identificar con ellos. Tenemos a Kiki, la modelo de orejas, quien para nosotros no es más que un fantasma que aparece y desaparece durante todo el libro; el Hombre Carnero, quien trata de que todo se encuentre conectado con el Hotel Delfín y nuestro escritor; la guapa recepcionista del hotel o, como el protagonista la llama, “el hada del hotel”; la adolescente Yuki, que vive el eterno desinterés de sus padres; Ame, su madre y famosa fotógrafa que vive abstraída en su trabajo y ya muy lejos de la realidad; su padre, Makimura Hiraku, un escritor prolífico aunque pasado de moda muy aferrado a la realidad; el antiguo compañero de clases del protagonista, quien ahora es un actor famoso lleno de inconformidad acerca del mundo en el que vive, y Mei la prostituta. A pesar de que Murakami los detalla de manera excelente, en el fondo ninguno de ellos es lo que parece.

Poco a poco, Murakami nos va llevando por un camino en el que las vidas de todos ellos se van entrelazando misteriosamente. La novela contiene una dosis de intriga, hay muertes, desa-pariciones, viajes y extraños acontecimientos en el enigmático hotel.

 

Personalmente encontré que esta obra está llena de matices y de narrativa onírica, lenta en algunas ocasiones, pesada en otras, pero con la capacidad de engancharte. Todo termina en una extraña espiral, hay sucesos que nos sorprenden, cosas que no nos explican y un final un poco desconcertante y tal vez inacabado. Desde mi punto de vista, debo decir que es una obra un poco difícil de explicar, y que no tiene medias tintas: o te gusta o la odias.