martes, 17 de agosto de 2010

Okuribito (reseña)

Elizabeth Salomón


Ganadora del Oscar 2009 a la mejor película en lengua extranjera, Okuribito nos cuenta la historia de Kobayashi Daigo, un joven violoncelista que queda desempleado cuando se disuelve la orquesta en en que trabajaba. Endeudado, decepcionado y consciente de que no posee un gran talento musical, Daigo decide volver a su pueblo natal junto con su esposa para reordenar su vida.

En busca de un nuevo empleo, responde a un anuncio que solicita una persona que ayude con las “partidas”. Creyendo que se trata de una agencia de viajes acude a la entrevista, pero su asombro es descomunal al enterarse que el trabajo consiste en limpiar y preparar cadáveres para enviar a las personas al otro mundo de la mejor forma posible. Kobayashi va aprendiendo que a ese ritual tradicional se le llama nokanshi y que quien lo realiza es una especie de intermediario entre la vida y la muerte, entre los que parten y sus seres queridos.

Aunque su esposa y sus amigos ven como deshonroso ese trabajo, Daigo se enorgullece de su labor y comienza a perfeccionar el arte del nokanshi, en el cual termina descubriendo el sentido de su propia vida. La película nos lleva a acompañarlo en su profundo, emotivo y a veces cómico viaje de descubrimiento, experimentando junto con él la emoción, la alegría y el significado de vivir.

Okuribito (literalmente “persona que envía”) es una palabra que hace referencia a los funerales y al hecho de despedirse, de enviar a las personas a la otra vida.

Bellamente dirigida por Takita Yojiro (hasta ahora especializado en comedias y cine de samuráis), escrita por Koyama Kundo y con las actuaciones protagónicas de Motoki Masahiro como Kobayashi Daigo, Ryoko Hirosue como su esposa Mika y Yamazaki Tsutomu como Sasaki Ikuei (“el jefe”), Okuribito es una ecléctica fusión de drama, comedia y cine de arte, lo cual explica los 32 premios a los que se ha hecho acreedora.

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